Pan casero. ¿Por qué no?
Recientemente he leído un comentario en un periódico un tanto ácido acerca de la moda que se ha surgido en España de abrir panaderías que venden panes elaborados siguiendo los métodos tradicionales como consecuencia de la crisis económica.
Según parece, al periodista no le agrada demasiado esa idea. Por sus palabras de desprende cierto desprecio a retomar actividades comerciales tradicionales como es por ejemplo hacer pan.
Quizás si se hubiera detenido un minuto a pensar en sus argumentos no habría cometido el error de pasar por alto que aquella actividad económica de fabricar pan fue la base alimenticia y la única fuente salarial que mucha gente obtuvo durante siglos. Eso sin olvidar otros problemas para preservar los alimentos en una época en la que no existían las neveras ni recipientes herméticos con los que conservarlos o la enorme cantidad de beneficios para la salud del pan casero.
Es por eso, que hubo que ingeniárselas para su preservación. De ahí
que aparecieran métodos como por ejemplo la salazón o el ahumado.
Nadie puede poner en duda que el pan casero mantiene sus propiedades saludables durante más tiempo que el que se compra en supermercados al por mayor. Además tiene sabor (aunque haya detractores que sostengan lo contrario). Sino que se lo pregunten a los alemanes que tienen más de 300 tipos de panes y una solida tradición panadera. Es más incluso existe el término "cultura del pan". Esto explica porque hay quienes están intentando que "el pan alemán" sea reconocido como parte del patrimonio cultural de la humanidad y que logre la "denominación de origen", al igual que lo es el -jamón serrano-. ¿Y por qué no?
Ah, y si deseas saber más acerca de la cultura del pan puedes consultar esta página web: http://www.brotkultur.de/
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